EL MARIDO DE LA PELUQUERA
PILAR EYRE

Javier Sardá, 47 años, se ha casado con Ana Gutiérrez, 33 y, desde hace 12, la mejor amiga del periodista. Su estilista, pero sobre todo su confidente, la que mejor le aconseja, la persona en la que más confía y la que no le ha fallado nunca. En el trabajo y en la vida privada. Han compartido jornadas maratonianas en Crónicas Marcianas, y también los problemas de cada uno. El matrimonio y el divorcio de Ana por ejemplo, doloroso, como todas las separaciones. Su marido, Xavi, era el animador de público de Crónicas y uno de los mejores amigos de Sardá. Aún lo es.
Aunque la noticia ha trascendido, Sardá, con una fortuna que algunos medios cifran en 40 millones de euros y que desde hace algún tiempo lleva escolta por haber recibido amenazas, ha sabido rodear su vida y su boda de un casi infranqueable secretismo.¿Cuánto se hubiera pagado por una buena imagen del hasta ayer mismo gran domador en el circo del cuore? No será posible. Frente al alcalde de Palafolls, que ofició la unión civil, sólo estaban unos pocos (24 eran) elegidos. La hermana mayor, Rosa María, no pudo asistir por hallarse en Madrid con la obra Wit, pero sí estaban Fede, dueño de la sala Luz de Gas, y el otro hermano, escenógrafo, Santi. Los dueños de Gestmusic, los ex trincos Toni Cruz y José María Mainat, que estuvo casado con Rosa María, son como los dos hermanos mayores de Javier Sardá. Y es que los invitados no eran sino una prolongación de la familia. Incluso hubo tiempo para recordar a los ausentes: la pareja, antes de ir al banquete en el restaurante Hispania, fue a depositar el ramo de novia en la tumba de Joan Ramón Mainat, productor de Sardá y queridísimo amigo.
Mientras nadie sabe, ni él mismo, los derroteros profesionales de su carrera (no añora la tele, lee mucho, se acuesta temprano..., y de regresar, pues tiene contrato con Telecinco hasta 2007, su nuevo programa no se parecería nada a Crónicas), todo va sobre raíles en lo sentimental. La relación de amistad íntima entre Javier y Ana se convirtió en algo más cuando la peluquera se separó de su marido, hace tres años. Los comienzos de su historia de amor fueron difíciles. Se separaron y se reconciliaron varias veces, hasta que al final decidieron vivir juntos. Y casarse con sencillez el 21 de enero: Ana fue desposada en tejanos y un gabán estampado de boutique. Como joya, sólo la alianza de boda. A ella no le gusta tampoco hacer vida social. Su ideal es reunir a sus dos hijas (de su anterior matrimonio) y a la de Javier (de su relación con la bailarina Rosa María Grau) y hacer una barbacoa en la finca que él posee en Canet de Mar: 22.000 metros, con chalé de 300, terrenos de cultivo, jardín piscina y cuadras de caballo. Aunque también posee avioneta y barco, Sardá no lleva relojes de marca, ni viste en grandes firmas, si va con chófer es porque no le gusta conducir y su casa de Barcelona es un apartamento nada lujoso. En ocasiones la parcela de Canet alberga a niños con problemas a los que los hermanos Sardá protegen a través de una ONG que financian, algo que la familia mantiene en el más absoluto secreto.
Pues eso, el soltero de oro de Barcelona («es como un George Clooney español, enigmático, infantil y maduro a la vez, con una mirada capaz de convencerte de todo», dice la ex gran hermana Sonia Arenas) es ya el marido de la peluquera. La amiga que, cuentan, tanto ha reído estos años con las cuitas amorosas del gran seductor. Ana, dice Marta López, cuatro años y medio trabajando con ambos, es la mujer «ideal para Javier. Muy simpática, inteligente, muy sensata y tolerante, muy buena tía, pero al mismo tiempo tiene carácter y le da a Javier justamente lo que él necesita».
Domingo-29-01-2006
www.elmundo.es
Aunque la noticia ha trascendido, Sardá, con una fortuna que algunos medios cifran en 40 millones de euros y que desde hace algún tiempo lleva escolta por haber recibido amenazas, ha sabido rodear su vida y su boda de un casi infranqueable secretismo.¿Cuánto se hubiera pagado por una buena imagen del hasta ayer mismo gran domador en el circo del cuore? No será posible. Frente al alcalde de Palafolls, que ofició la unión civil, sólo estaban unos pocos (24 eran) elegidos. La hermana mayor, Rosa María, no pudo asistir por hallarse en Madrid con la obra Wit, pero sí estaban Fede, dueño de la sala Luz de Gas, y el otro hermano, escenógrafo, Santi. Los dueños de Gestmusic, los ex trincos Toni Cruz y José María Mainat, que estuvo casado con Rosa María, son como los dos hermanos mayores de Javier Sardá. Y es que los invitados no eran sino una prolongación de la familia. Incluso hubo tiempo para recordar a los ausentes: la pareja, antes de ir al banquete en el restaurante Hispania, fue a depositar el ramo de novia en la tumba de Joan Ramón Mainat, productor de Sardá y queridísimo amigo.
Mientras nadie sabe, ni él mismo, los derroteros profesionales de su carrera (no añora la tele, lee mucho, se acuesta temprano..., y de regresar, pues tiene contrato con Telecinco hasta 2007, su nuevo programa no se parecería nada a Crónicas), todo va sobre raíles en lo sentimental. La relación de amistad íntima entre Javier y Ana se convirtió en algo más cuando la peluquera se separó de su marido, hace tres años. Los comienzos de su historia de amor fueron difíciles. Se separaron y se reconciliaron varias veces, hasta que al final decidieron vivir juntos. Y casarse con sencillez el 21 de enero: Ana fue desposada en tejanos y un gabán estampado de boutique. Como joya, sólo la alianza de boda. A ella no le gusta tampoco hacer vida social. Su ideal es reunir a sus dos hijas (de su anterior matrimonio) y a la de Javier (de su relación con la bailarina Rosa María Grau) y hacer una barbacoa en la finca que él posee en Canet de Mar: 22.000 metros, con chalé de 300, terrenos de cultivo, jardín piscina y cuadras de caballo. Aunque también posee avioneta y barco, Sardá no lleva relojes de marca, ni viste en grandes firmas, si va con chófer es porque no le gusta conducir y su casa de Barcelona es un apartamento nada lujoso. En ocasiones la parcela de Canet alberga a niños con problemas a los que los hermanos Sardá protegen a través de una ONG que financian, algo que la familia mantiene en el más absoluto secreto.
Pues eso, el soltero de oro de Barcelona («es como un George Clooney español, enigmático, infantil y maduro a la vez, con una mirada capaz de convencerte de todo», dice la ex gran hermana Sonia Arenas) es ya el marido de la peluquera. La amiga que, cuentan, tanto ha reído estos años con las cuitas amorosas del gran seductor. Ana, dice Marta López, cuatro años y medio trabajando con ambos, es la mujer «ideal para Javier. Muy simpática, inteligente, muy sensata y tolerante, muy buena tía, pero al mismo tiempo tiene carácter y le da a Javier justamente lo que él necesita».
Domingo-29-01-2006
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